domingo, 30 de agosto de 2009

SANTA AYUDA HASTA AHÍ NOMAS

El clarinete publica en su edición online esta nota acerca de las palabras del arzobispo Agustín Radrizzani, titular de la Comisión de Comunicación Social del Episcopado en la reuniòn mensual de ADEPA que agrupa a los propietarios de grandes medios de prensa.
El arzobispo dijo que es "preferible" que el debate en el Congreso sobre la iniciativa del Gobierno nacional se produzca luego del recambio legislativo, en linea con la oposición seguidista de los intereses monopólicos, "para garantizar la pluralidad de ideas".

Radrizzani, arzobispo de Mercedes-Luján y vicepresidente segundo del Episcopado, ya en otras ocasiones ha expresado sus reparos en contra del proyecto de ley de SCA, no son ninguna novedad estas palabras. Sin embargo, el arzobispo estimó que que "es necesario una nueva ley de radiodifusión", y precisó que esa normativa debería "respetar la libertad de expresión y ser lo más plural posible".

Bien, si estos son los argumentos no tienen ninguno. Argumentar que "no es el momento" o que "esto deberìan tratarlo los diputados que entran el 10 de diciembre" a la vez que se opina que es necesario una nueva ley es una muestra que todos aquellos que impulsan el cambio de la norma que regula los servicios de comunicación audiovisuales tienen buena parte de la pelea ideológica ganada.

Que ADEPA, Clarín y demás recurran a la santa ayuda que al lado de cuestionar la composición actual del Parlamento menciona la necesidad de una nueva legislación seguramente les debe dejar un gusto amargo.

por Néstor Sbariggi

sábado, 29 de agosto de 2009

ECONOMIA Y ESCANDALO. NOTA DE REFLEXION.

Por Carlos Leyba*
El título económico de la semana que logró desplazar al del conflicto agropecuario y al del aumento de las tarifas de gas, fue la mención al escándalo de la pobreza que realizó el Santo Padre Benedicto XVI. Para la moral cristiana, para la Doctrina Social de la Iglesia , la pobreza, cualquiera sea el lugar y dimensión que tenga es un escándalo. Para la doctrina cristiana la pobreza sólo es virtud cuando es elegida en libertad. El Abate Pierre, fundador de Emaús, decía “quien no puede desprenderse de las cosas que tiene, no las posee, es poseído por ellas”. En esos términos la pobreza refleja el don de la libertad. Cierto. Pero no es esa la pobreza de la que hablaron el Papa, Néstor Kirchner, la oposición, el Cardenal Bergoglio, la CTA. No. Todos hablamos y estamos preocupados por el nivel y la resistencia de la pobreza en el Siglo XXI en la Argentina. La pobreza es consecuencia del desorden y la contradicción en la vida colectiva. Pobreza y despilfarro. Pobreza e inequidad. Son términos de la pobreza que escandaliza. Para resaltarlo si decimos pobreza y austeridad o pobreza y equidad, suena diferente. Estamos preocupados por la pobreza como carencia de los bienes y servicios imprescindibles para sostener una vida digna a la altura de nuestro tiempo. Una buena pregunta es ¿de qué pobreza estamos ocupados? Las palabras del Cardenal en el día de San Cayetano apuntaban a señalar que no nos estamos ocupando de la que tenemos delante de nuestros ojos. Los números lo indican. Pero además podemos agregar que la pobreza tal como la estamos viviendo en nuestro país responde a problemas sistémicos propios de una organización política, económica y social que o la produce o no la evita. El capitalismo, de este y el pasado siglo, ha podido en muchos países avanzados e incluso en otros que no lo son tanto, producir o evitar la generación de sociedades en las que la pobreza es sólo, en cierto modo, una excepción. No es nuestro caso hoy. Pero de alguna manera lo fue hace sólo 35 años. Volveremos sobre esto. La definición de la pobreza y la determinación de quiénes y cuántos son los pobres, en un determinado momento histórico y en una determinada geografía, no es una cuestión sencilla. Podemos caracterizar de manera diferente a la pobreza urbana, que es la que ha estallado en nuestro país en los últimos años; y podemos poner la mirada en la pobreza rural que, teniendo otras características, nos acompaña tal vez de hace muchos más años. Existe consenso acerca de que la medida del crecimiento, el aumento del PBI per cápita, no refleja adecuadamente el progreso de la sociedad. El cálculo del Indice de Desarrollo Humano (IDH), realizado por las Naciones Unidas, es un intento de aproximarse a medir el progreso social. Una economía puede crecer, en el sentido del aumento del PBI, y sin embargo no progresar, en el sentido de la medición del IDH. En una sociedad el crecimiento o aún el estancamiento del número de personas debajo de la línea de pobreza, es una medida de la regresión o de la decadencia social; es decir, de la pérdida de progreso. En ese sentido la convivencia del crecimiento de la economía, medida por el PBI, y del crecimiento de la pobreza, medida por el número de pobres, es no sólo el testimonio de un estado de decadencia o regresión social, sino una medida del escándalo. Pasando al terreno de las precisiones debemos señalar que no es fácil determinar el límite estadístico entre los que son y no son pobres. No es un problema menor porque, de alguna manera, ese límite estará determinado por visiones diferentes acerca de qué, cuánta y cuál carencia hace que a una persona la consideremos pobre. Estamos introduciendo una cuestión que se puso en la primera plana a partir de la alocución del Papa que, a su vez, vino a cuento de la tradicional colecta Más por Menos de Cáritas Argentina. Vayamos a la cuestión de los pobres en nuestro país. El hoy más que cuestionado INDEC sostiene que de acuerdo a los cómputos de precios e ingresos de la colecta de información que realiza periódicamente, el número de personas que en el país se encuentran en situación de pobreza alcanza al 15 por ciento de la población. Este porcentaje es más que duplicado por la mayoría de los analistas. El ex presidente Néstor Kirchner, el día jueves, comentando las declaraciones de Su Santidad, señaló que el número de pobres alcanzaba al 23 por ciento de la población. Por su parte la consultora Equis, del sociólogo oficialista Artemio López, estima que el porcentaje de la población debajo de la línea de pobreza es del 30 por ciento; la consultora SEL que dirige el economista Ernesto Kritz, ha estimado la pobreza en aproximadamente 32 por ciento y cifras similares estimo la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Finalmente, un centro de investigaciones de la UCA ha calculado la pobreza en el orden del 40 por ciento. La determinación de esos porcentajes depende, como dijimos, primero de a quién consideramos pobres y segundo de la fidelidad del método y de la información. Siempre hay diferencias de criterio, pero discrepancias de este nivel respecto de un dato estadístico son absolutamente inéditas. Y esto en sí mismo es un problema de extrema gravedad porque distorsiona el diagnóstico, el diseño y la evaluación de las políticas. Sabemos que hay muchos pobres, nuestras anécdotas de vida lo certifican, y no hay precisión de cuántos son, las cifras mencionadas también lo certifican. Para el INDEC los pobres son 6 millones; para Néstor Kirchner más de 8; para la consultora más oficialista 12 millones, lo mismo para la de mayor prestigio para estos temas en la City y para la CTA ; y finalmente para la UCA , estamos cerca de 16 millones. El ex Presidente, no sin razón, señala a la vez que durante estos años se han logrado fuertes reducciones en la pobreza si partimos de 2001/2002. ¿Pero son esos números derivados de la implosión de la crisis de la convertibilidad la base de una comparación relevante para, por ejemplo, medir el progreso? ¿O deberíamos observar el presente y pensar el futuro, a partir de comparaciones históricas que reflejen tendencias largas, hechos históricos estructurales, profundos? Es decir, observar la tendencia, la densidad histórica que va marcando huellas culturales en nuestra sociedad. Un primer abordaje es determinar si el número absoluto de pobres declina o aumenta. Puesto de otra manera, preguntarnos si la sociedad argentina está siendo más decente, o mejor, en el transcurso del tiempo; o más bien lo contrario. La cuestión es ¿podemos decir progreso o debemos reconocer decadencia? El de decadencia es un concepto que adquiere sentido a partir de la existencia de un tiempo anterior de progreso. Vamos al punto. En 1974 el número de pobres en la Argentina era 1 millón de personas. El 5 por ciento de la población. Era la cuenta que hacía el INDEC cuando no había discrepancias acerca de sus métodos, sistemas y cálculos. Todos los especialistas, la política, el mundo de los negocios, reconocían los números del INDEC como las estimaciones más aproximadas de la realidad. No había otras. En aquél entonces la tarea de los consultores era pronosticar cuáles serían los números que luego habría de determinar estadísticamente el INDEC. Dicho esto para validar que 1 millón y 5 por ciento de la población en 1974 es un punto de partida de consenso. ¿Qué pasó desde entonces hasta ahora? Para la respuesta vamos a dejar de lado los meritorios esfuerzos y resultados positivos, en términos de reducción de la pobreza, en distintos años dentro del período que va desde 1974 hasta hoy; y también los períodos en que los números reflejaron aumento de la pobreza. Dejamos de lado lo que ocurrió al interior del período largo. Vamos a tirar una línea recta entre el número de 1974 y los números de hoy. Más arriba, con los porcentajes de pobreza que cada una de las fuentes han estimado, determinamos el número de personas bajo la línea de pobreza implícito en cada estimación. Partiendo del millón de 1974 a la fecha hasta la estimación de los días que corren, podemos determinar la tasa de crecimiento anual acumulativa de cada estimación de pobreza del presente en relación a 35 años atrás. Para el INDEC la pobreza habría crecido al 5,3 por ciento anual; para Néstor Kirchner al 6,1 por ciento anual, para el oficialista Artemio López, el independiente Ernesto Kritz y Claudio Lozano de la CTA , al 7,4; y para los investigadores de la UCA al 8,2 por ciento acumulativo anual. El número de pobres se duplicó cada 14 años según INDEC; cada 12 años según Kirchner; cada 10 según Equis y SEL y cada 9 años según la UCA. La conclusión requiere recordar que la tasa anual acumulativa a la que crece toda la población argentina es de aproximadamente al 1,1 por ciento. A esa tasa la población se duplica aproximadamente cada 60 años. El número de pobres en la población crece más que el conjunto de la población; y la tendencia es que se duplica varias veces en el tiempo en que la población se duplica. Entonces la Argentina en estos 35 años se ha convertido en una fábrica de pobres. Eso es un escándalo que denuncia a la marcha de la economía y la política. ¿No hemos sabido, no hemos querido, no hemos podido reducir el número de personas pobres que había hace 35 años? Eso sí, los hemos multiplicado. Esa es la razón del malestar y la insatisfacción de los argentinos. Nadie progresa, en sentido humanista, en una sociedad que no lo hace. La campaña de Cáritas es “Más por menos” es un llamado a la solidaridad. Y está muy bien. Pero también es un llamado a la reflexión de la gravedad del problema, que no es de ahora, y de la necesidad de hacer una sociedad que sea la fábrica de hombres sin carencias. El desarrollo de todos los hombres y de todo el hombre. Esa es la misión de la política y de la economía. Para hacerlo la disciplina económica, el ejercicio de la política, requieren de un Plan. Un plan es ética en acción. El poeta, sacerdote, Ernesto Cardenal cantaba “la economía del futuro/será hacer la vida más hermosa”. Sin duda que hoy es posible aquello que fue realidad hace 35 años. Disponemos de muchísimos más medios para salir de la decadencia. Tenemos que recuperar la voluntad de progreso.
*Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires

lunes, 24 de agosto de 2009

"OPORTUNIDADES Y OBSTACULOS PARA EL DESARROLLO DE ARGENTINA. LECCIONES DE LA POST-CONVERTIBILIDAD

es la temática que han elegido para el primer congreso de AEDA ( asociación de economia para el desarrollo de la Argentina.)
Interesante congreso se esta desarrollando en estos momentos en el centro cultural Caras y Caretas de Buenos aires, el mismo finalizara el día de mañana con la presencia destacada del economista Ha Joon Chang .
Tambien en el panel del dia de hoy a la mañana , estuvieron Enrique martinez, presidente del INTI, Bernardo Kosacoff (CEPAL), y Fernando Porta (REDES) coincidieron en que se deben aplicar políticas para generalizar el consumo. Pidieron mayor protagonismo del Estado. Y hablaron de “profundizar el modelo”.
Por la tarde se contó con la presencia en el panel “régimen macroeconómico y crecimiento sustentable, los economistas Eduardo Curia, Roberto Frenkel (CEDES) y Roberto feletti (secretario de Política Económica)
para mañana se contará con la presencia , entre otros, de Aldo ferrer y Mercedes Marcó del pont, en el panel MODELO ECONÓMICO Y DESAFÍOS PARA UNA FASE DE DESARROLLO A MEDIANO Y LARGO PLAZO.
AEDA surge como un proyecto generacional de un grupo de profesionales jóvenes que considera necesario fortalecer un modelo económico productivo como así también articular un nuevo pensamiento, que dé a luz renovadas ideas y perspectivas, a fin de conformar una agenda de largo plazo para avanzar en un cambio estructural. El objetivo: la consolidación de una sociedad incluyente y un sendero de industrialización.

Donde se pretende dar la discusión de ideas para desnaturalizar los principios que sustentaron las políticas económicas que llevaron a nuestro país por un sendero de exclusión social, desindustrialización y desempleo.


Ha-Joon Chang (nacido en Corea del Sur en 1963) es uno de los economistas heterodoxos más destacados del mundo, especializado en la economía del desarrollo. Chang es uno de los economistas más citados en la literatura de la economía del desarrollo, especialmente en artículos y libros que son críticos del neoliberalismo.
Instruido en la Universidad de Cambridge, donde actualmente trabaja como conferencista, Chang es el autor de varios influyentes libros, entre ellos "Retirar la escalera". También ha sido consultor del Banco Mundial y del Banco Europeo de Inversiones así como de Oxfam y varias agencias de Naciones Unidas. Es miembro del Center for Economic and Policy Research de Washington D.C. También es conocido como inspirador de las ideas económicas del actual presidente del Ecuador, Rafael Correa.

Antecedentes :Mientras estudiaba con Robert Rowthorn, un distinguido economista marxista Británico,[5] Chang elaboró una teoría sobre la política industrial, una "vía media" entre la planificación central y el libre mercado sin controles. Este trabajo llevó a la elaboración de una aproximación más amplia a la economía, la que Chang llama una "política económica institucionalista". Esta perspectiva ubica a la historia económica y los factores socio-políticos como el eje de la evolución de las prácticas económicas.

Pensamiento: Su línea de pensamiento se acerca a la corriente neokeynesiana, que defiende la intervención del Estado en la economía, en calidad de regulador, con el fin de corregir las distorsiones del mercado.
En una entrevista afirmó que el Estado "debe regular, sobre todo en países en desarrollo, porque hay sectores estratégicos en los cuales el sector privado no quiere intervenir por el riesgo. Como regla general, diría que el Gobierno y la empresa privada pueden trabajar conjuntamente, pero la regulación es básica, porque los mercados no pueden autorregularse" y agregó, respecto a la relación entre el Estado y los empresarios, que "lo óptimo es que sean aliados, que se comprendan mutuamente y que tengan la capacidad de trabajar en conjunto".

Cuando se lo consultó sobre el recelo que causa la intervención activa del Estado en la economía, teniendo en cuenta que se ha encontrado evidencias de corrupción en varios gobiernos de América Latina, declaró que "ningún Gobierno es totalmente puro, pero marginar al Estado por corrupción es como decir que si una persona se lesiona al jugar al fútbol, entonces nunca más debe jugar".
En su opinión, los subsidios, si son bien utilizados, pueden ser favorables: "Si los subsidios son buenos o malos, depende. En ciertos casos, por ejemplo, los subsidios ayudan a erradicar el trabajo infantil. Además, la pobreza es un serio problema en América Latina, por eso, no veo nada de malo en que se destinen subsidios a servicios básicos de educación y salud. Pero tener demasiados subsidios vuelve difícil el manejo del presupuesto, sobre todo si el Estado no genera ingresos para cubrir esos egresos adicionales". Para Chang lo ideal sería que los más necesitados mejoren su calidad de vida a través de los subsidios y no requieran de ellos en el futuro.

En Retirar la Escalera (ganadora del Premio Gunnar Myrdal de 2003), Chang plantea que la gran mayoría de los países desarrollados usaron políticas económicas intervencionistas para enriquecerse, pero después intentaron prohibir que otros países hicieran lo mismo. La OMC, el BM y el FMI son fuertemente criticados a causa de dichas acciones que son, según Chang, el obstáculo fundamental en la búsqueda para la reducción de pobreza mundial. Esta obra, entre otras, llevaron a Chang a ganar el Premio Wassily Leontief de 2005 (entre los ganadores del premio de años anteriores constan Amartya Sen y J.K. Galbraith).

Mas información http://www.congresoaeda.com.ar/

domingo, 23 de agosto de 2009

LAS PYMES , SIN FINANCIAMIENTO.

Bailando por un crédito
Por Nadia Lazarowski (REVISTA ZOOM)
Tras más de seis años de un gobierno que se presenta como pro industrialista, las pequeñas empresas siguen sin acceder a créditos bancarios. El sector financiero no apuesta a la producción y el Estado tiene buenas intenciones, pero no cambia la realidad. La situación de un sector que aprendió a arreglarse sin ayuda.
Ricardo Fernández es empresario pyme y está a cargo de la metalúrgica MF. La fábrica, ubicada en el barrio de San Andrés, produce engranajes y cajas de velocidades para autos de competición. Tiene más de 30 años de historia y jamás se financió con crédito bancario. “Me prestaron plata para una casa, pero no para comprarme una máquina”, cuenta. No se trata de un caso aislado. El acceso al crédito sigue siendo un capítulo pendiente en la historia de las pymes argentinas. En los últimos años, la expansión del sector se generó a partir de la reinversión de utilidades y no del endeudamiento.

“Después de la crisis de 2001 entendí que no tenía sentido trabajar con bancos usureros, por eso empecé a financiarme con mi propia ganancia”, dice Daniel Moreira, un industrial miembro de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme) Regional Buenos Aires. Al igual que él, la mayoría de los empresarios chicos optaron por arreglarse solos.

Los bancos privados, por su parte, tampoco apostaron al financiamiento productivo. Lo consideran un negocio de alto riesgo. Hoy el volumen crediticio no supera el 12 por ciento del PBI, mientras que en un país como Chile esta cifra se ubica cerca del 70 por ciento.

El factor confianza
Tanto en la oferta como en la demanda el principal problema parece ser la falta de confianza. “Otorgar un crédito tiene que ver con creer en algo o en alguien, si el mercado no se mueve es porque algo está fallando”, explica Ignacio Bruera, gerente de investigaciones de la Fundación Observatorio Pyme. De acuerdo a un informe del organismo, el 60 por ciento de las pequeñas empresas está en condiciones de acceder al crédito, pero no lo solicita. “Las firmas prefieren autofinanciarse antes de recurrir al banco”, sostiene Bruera. “Lo que observamos es un fenómeno de autoexclusión”.

La masa de pymes que no toma crédito podría representar un mercado potencial para la banca privada. Pero el negocio no parece ser tan tentador. El sistema financiero argentino tiene cada vez menos conexión con el sector productivo. Según datos de la Subsecretaría de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad, a fines de los ’90 el crédito privado representaba el 23 por ciento del PBI, mientras que en 2007 se redujo al 11,6 por ciento.

La banca privada suele tener un comportamiento pro-cíclico. Ofrece capitales cuando la economía va bien, pero lo retira en momentos de recesión, como el actual. “Los bancos le prestan al Estado, a las grandes empresas o a personas particulares, pero no se arriesgan con las pymes”, dice Bruera. Según el analista, la desconexión entre este sector y las empresas se debe a un contexto general de baja estabilidad, falta de confianza y de reglas claras. Frente a esto es necesario “crear instituciones que funcionen por encima de los actores privados y que puedan facilitar el vínculo entre ellos”.

Tasas leoninas
Desde la óptica de los empresarios, el problema principal es la escasa y costosa oferta crediticia. Los préstamos bancarios tienen intereses que van del 35 al 50 por ciento a pagar en 180 días. Son condiciones que, según ellos, hacen naufragar cualquier proyecto productivo.

“El mercado legal de financiamiento es tremendamente caro, por eso un porcentaje enorme de firmas recurren al mercado marginal”, explica Francisco Dos Reis, titular de Apyme. “La realidad es que no somos sujetos de crédito, nos ofrecen tasas leoninas a las que no podemos acceder”. Para Daniel Moreira, “las tasas de interés son usureras. Te comen la ganancia, la liquidez y parte de la producción”.

Sin garantías
Otra limitación para acceder al financiamiento son las garantías que exigen los bancos. Para prestar dinero la entidad debe poder creer en la capacidad de devolución del empresario. Cuanto más exigente es la garantía, menor es la confianza. “En algunos casos piden hasta el 200 por ciento del monto que solicitamos, es una locura”, dice Moreira.

En el mercado también existen líneas de crédito más flexibles, como las que ofrece el sector público y cooperativo. Si bien los requisitos de acceso son menores, “siguen siendo muy rigurosos en las garantías”.

Frente a este problema, una opción que fue ganando lugar es el recurso a las Sociedades de Garantías Recíprocas (SGR). Son entidades que otorgan respaldo a las pymes a partir de un Fondo de Riesgo, constituido por el aporte de los socios. “Con los requisitos y las tasas de interés que nos piden los bancos, nos conviene la SGR”, explica Moreira.

Compre nacional
“Hay que trabajar mucho para que todo lo que utilicemos en la producción sea de industria nacional". La frase pertenece a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Más allá de las palabras bonitas, es poco lo que el Estado está haciendo en los hechos para proteger a la industria de bienes de capital.

El sector, constituido en su mayoría por pymes, tiene una alta capacidad de generación de empleo y su crecimiento potencia el patrimonio científico- tecnológico del país. Sin embargo, desde hace más de 30 años sufre un déficit en términos de competitividad. Hoy es uno de los pocos con arancel cero para la importación, una herencia de los años ‘90.

“En la Argentina existe la creencia de que no es necesario producir bienes de capital. Para nosotros esta idea es equivocada, el nuestro es un sector clave para el crecimiento del país”, explica Luis Manini, presidente de la Cámara de Industriales de Proyectos e Ingeniería de Bienes de Capital (CIPIBIC).

En un informe difundido la semana pasada, la entidad denuncia la creciente competencia con los productos que vienen del exterior. “Las automotrices generan 22 mil puestos de trabajo y tienen una protección arancelaria del 35 por ciento. La producción de bienes de capital genera empleo para 90 mil personas y no tiene protección”, dice Manini.

El Gobierno y las industrias importadoras argumentan que el arancel cero baja el costo de la inversión de las empresas. También sostienen que si la barrera se elevara al 14 por ciento, como pide el sector, el producto nacional se encarecería.

Frente a la entrada de bienes extranjeros, el Estado otorga a las empresas nacionales un reintegro que funciona como compensación. El beneficio consiste en un bono fiscal del 14 por ciento para el pago de impuestos. Fue puesto en marcha en 2001 por la gestión de Fernando de la Rúa y prorrogado por este Gobierno hasta fines de 2010. Los industriales se quejan por los excesos burocráticos del sistema. Dicen que en la práctica son pocas las firmas que logran acceden. “Es un mecanismo muy arbitrario, hay muchos expedientes demorados y numerosas restricciones por parte de la AFIP”, cuenta un empresario.

La apertura comercial y el cese de las medidas de protección a la industria comenzaron en nuestro país con la última dictadura militar. La desintegración del tejido productivo se profundizó en los ‘90, de la mano de la convertibilidad. Hoy el sector industrial cuenta con un tipo de cambio más competitivo. Sin embargo, la política del dólar alto no alcanza para profundizar el crecimiento de las pymes. El sector sigue sufriendo un déficit financiero y una alta carga impositiva.

Dar un salto cualitativo en la política productiva del país significa apostar a un Estado más activo. El Gobierno puede protagonizar este proceso o bien quedarse pronunciando palabras que endulcen los oídos.



REVISTA ZOOM

COMO DISTRIBUIR INTELIGENCIA

El semanario Búsqueda tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”. Por una vez estamos de acuerdo. ¡Si estaremos de acuerdo!
Pepe Mugica


La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo. Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar. Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes. ¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra. Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa’ tirar pa’ arriba.¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que nadaba en una piscina llena de billetes? El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero. Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena. Cuanto más ajena, mejor. Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.El semanario Búsqueda tiene una hermosa frase que usa como insignia: “Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”. Por una vez estamos de acuerdo. ¡Si estaremos de acuerdo!Lo que digo, no lo digo como chacarero sabihondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes. Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa. Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite. Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería. Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí y con los muchos más que no están.Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país. Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí esta reunido. Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como este, no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas. No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro placer de hacerlo. Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad de pensar. La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida. Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle. La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o para programar una computadora. Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera. Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista.Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber. Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural, casi cuando abrimos los ojos al mundo.Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”. O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo, para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas. Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa. En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje.Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar el mundo con un signo de interrogación, y ésa se vuelve la manera natural de mirar el mundo. Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida. Y sobre todo, queridos amigos, se contagia.En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla. O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido los encargados de encender la admirable alarma. Por favor, vayan y contagien. ¡No perdonen a nadie!Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de baño. Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una generación tras otra.Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia. Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar. Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo, sino también placer. Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda el placer.Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en el ADN del trabajo intelectual. Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo.Estoy convencido de que este país necesita una nueva epidemia de inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás.Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido. El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor. El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes hacen. Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza. Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera. Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer. Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia. Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades y a lo que hacen.
* Este texto pertenece al discurso del Pepe Mugica en un encuentro con intelectuales uruguayos en el Palacio Legislativo.

domingo, 9 de agosto de 2009

El escándalo de la pobreza

Una lectura necesaria.
Gracias a D.A El Egipcio por estar siempre atento a lo que nos humaniza y mejora el entendimiento.
A raíz de declaraciones habituales del Papa, relacionadas en este caso con la colecta anual “Más por Menos”, algunos retomaron en nuestro país el tema de la pobreza:
escándalo” la llamó Benito 16. “Escándalo” repitió el cardenal Bergoglio.
La pobreza nos duele, remarcó con su habitual glamour el presidente de la Sociedad Rural, la pobreza es el tema principal en el diálogo, destacó mons. Alcides Casaretto, la pobreza es el tema que ocupa lugar principal en los MCS (MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL)en nuestros días.
Demasiada insistencia en tan poco tiempo para ser casual. ¿Qué ocurrió? ¿De golpe descubrieron a los pobres aquellos que ayer los ignoraban? ¿Será que “ayer” no había pobres y los hay desde poco después de las elecciones? ¿Será que algo ocurrió puntualmente para que el tema se desencadenara? Demasiadas casualidades, que nunca son inocentes en política.
Que en Argentina haya pobres es realmente un escándalo. Que haya uno solo, lo es. Pero miremos un poco más. “El hambre es un crimen”, afirmaban los siempre castigados “chicos del pueblo”, a lo que obviamente adherimos. Personalmente ya me llamó la atención que un diario destacara semanas atrás, que los chicos pobres comían cuises, algo que es remedo de lo que decían los diarios en el 2002 (“caballos, ratas y sapos”, decían entonces).
Insistencia en el diálogo, escándalo de la pobreza, gravedad de la situación de los pobres, temas remanidos… ¿será que “alguien” nos quiere decir que estamos como en el 2001-2002?; ¿será que ese/esos “alguien” quiere/n alentar el imaginario para que no nos “escandalice” sino que deseemos que un gobierno constitucional “no termine”? Una reflexión Cuando escucho a ciertos sectores progresistas decir que “no hay que judicializar la pobreza”, realmente me molesta mucho. Personalmente creo que DEBE judicializarse. La pobreza es un crimen, y debe ser penado todo lo que sea responsable y “ejecutor” de que los pobres sean más (más pobres y más los pobres).
Creo que el poder ejecutivo no puede ser indiferente a la “escandalosa” distribución injusta del ingreso; creo que el poder judicial debe considerar un crimen que no se subsane el delito y sancione a los responsables, y creo que el poder legislativo debe sancionar todas las leyes necesarias para que los pobres sean cada vez menos (menos pobres y menos los pobres).
Ahora bien, ¿por qué hay pobres? Esa es la pregunta fundamental.
Por eso me parece totalmente empobrecedora la palabra “excluidos”, lo he dicho en otras ocasiones: porque “excluidos” no implica “excluidores”, porque nunca hay “responsables”. Porque los pobres en Argentina no son pobres por vivir en un país pobre (¿hay en el mundo muchos países más ricos que la Argentina?). Entonces, preguntarse “por qué hay pobres” es el paso fundamental para enfrentar el escándalo. Sin una seria respuesta a esa pregunta, todo es teatro. O burla. ¿Cuáles son las causas de la pobreza? ¿No tiene nada que ver en la razón de que haya tantos muy pobres, el hecho de que haya pocos tan ricos? Y para que nadie me acuse de “neo-marxista” recuerdo que la frase “los ricos son cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” pertenece a Juan Pablo II.
¡Ah!, y la frase “imperialismo internacional del dinero” fue dicha por Pio XI. ¿Qué es el escándalo? La palabra “escándalo” es una palabra usada con mucha frecuencia por la Iglesia.
Aunque a veces, de un modo extraño. En la Biblia el escándalo es la trampa en el camino, la piedra que hace tropezar. Es decir, es lo que impide avanzar, lo que no deja caminar. Pero uno puede “escandalizarse” de cosas positivas, y en ese caso ¡pobre del que se escandaliza!, o escandalizarse por malos ejemplos, y en ese caso ¡ay del que escandaliza!... En nombre del “escándalo” muchas veces en la Iglesia se “esconden” curas pederastas, para que no haya “escándalo”, o se cuestiona al periodista que muestra aquello que escandaliza, como un torturador “relocalizado” en Chile.
En realidad, fijando el ojo, el escándalo no lo provocan los que muestran lo que escandaliza, sino quienes lo obran: los pedófilos, los torturadores, los miembros de la institución eclesiástica que se muestran con “relaciones carnales” con el poder económico o político.
Ahora bien, si miramos así, en lo personal, la pobreza no me escandaliza. La pobreza me compromete, me impulsa a hacer lo más que sé y puedo para enfrentar la injusticia que la provoca.
En lo personal, lo que me impide caminar, lo que me parece que es una trampa en el camino es la riqueza. La ostentación, pornográfica con frecuencia, es lo que escandaliza. Los injustos, los victimarios me escandalizan. Y quienes son cómplices, aduladores, o difusores. Lo que es un escándalo es la riqueza, ¡no la pobreza! La propiedad privada Como no podía ser de otra manera, en plena fidelidad a su historia, la Sociedad Rural insistió en el tema de la propiedad privada.
Es absolutamente coherente. Nunca se preocuparon de los “privados de propiedad”. Pero en lo personal, y con el sustento que me da el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, no la escuela de Frankfurt, creo que mientras la propiedad privada sea vista como un “absoluto”, o un “dios”, la pobreza seguirá creciendo. Y doliendo. Aunque nunca olvido aquello que repetía Carlos Mugica: “primero se apropiaron de todas las tierras y después hicieron el Código Civil”. Todo lo expoliado ayer y hoy a América Latina parece que no “era” propiedad privada, y la “Deuda externa” parece que empieza cuando ellos deciden, y no cuando Bolivia fue saqueada, Paraguay masacrado, Colombia devastada… Y los indígenas “simplemente” aplastados, robados, y víctimas de un genocidio que algunos llaman “el mayor genocidio de la historia”.
Difícilmente algunos hubieran podido fundar la Sociedad rural o entidades afines si antes no saqueaban a mapuches, tehuelches y tantas otras etnias “dueños de la tierra”, para después ser “terratenientes”, “gente de campo”.
Pero aunque desmemoriadamente olvidáramos esto, la insistencia en la propiedad privada, y el olvido del fin social de la propiedad sin ninguna duda es “la madre de todas las causas” de la pobreza.
Los nombres En realidad, creo que un elemento que nos permite entender el momento que vivimos es el tema de “los nombres”. Precisamente los pobres son los que nunca tienen nombre: son “los negros”, “los paraguayos/bolivianos”, los cabecitas”, o simplemente “los pobres”, pero nunca tienen rostro, nunca tienen nombre. Los ricos, en cambio, tienen nombre propio. Tan propio como su propiedad. Se llaman Maurizio, Francisco, Ernestina, Amalita. Y mientras los pobres sigan siendo “anónimos”, o sean simplemente “números”, no se tocará el corazón del problema.
Basta pensar la movilización que ocurrió cuando el pobre una vez tuvo nombre y se llamó “Barbarita”. Que los pobres dejen de ser número y tengan rostro y nombre se vuelve intolerable. Y duele. Porque la pobreza y los pobres no escandalizan. ¡Duelen! Por eso que se hable de “estadísticas”, “número de pobres”, no es un tema importante.
Es serio, pero no habrá movilización hacia las causas. Pero el problema que provoca reconocer el nombre y el rostro es que duele, huele, se palpa. Una cosa es hablar de “un/los pobre/s” y otra abrazar su cuero curtido y reseco, sentir su olor a humo en invierno, su cara fácilmente imaginable distinta si hubiera nacido en otro lugar con otra alimentación, y otro cuidado.
Pero lamentablemente creo que hay que decir que no sólo los pobres no tienen nombre. También los culpables nunca lo tienen. Ver discursos y documentos eclesiásticos cargados de buenas palabras o ideas interesantes, pero donde nunca hay un nombre, nunca un rostro, hace difícil darle crédito.
Escuchar hablar del escándalo de la pobreza, sin que se nos diga por qué hay pobres y por responsabilidad de quiénes hay pobres, puede terminar siendo un discurso retórico y vacío. Hay pobres porque hay ricos. Especialmente en Argentina.
Y si los ricos tienen nombre, no está mal recordarlo. Con alguna exageración, pero parte de verdad, San Jerónimo decía que “todo rico es ladrón o hijo de ladrón”. Y es doctor de la Iglesia. Y si alguien es ladrón, es “empobrecedor”.
Una mirada a la situación actual Hay pobreza. Es evidente y grave. Creo que la pobreza ha aumentado en los últimos tiempos, al menos es lo que vemos en nuestros barrios los curas amigos. No es fácil decir cuánto, pero insisto: no me escandaliza compartir momentos con los pobres, me escandaliza ver a la mesa de enlace tirando leche; no me escandaliza –sí me compromete y moviliza- que aumenten los pobres, me escandaliza que los ricos sean diputados, o jefes de gobierno, o manejen medios y la opinión pública; no me escandaliza ver al pobre a la cara y llamarlo por su nombre, me escandaliza ver a sectores de la Iglesia de Jesús, el Mesías de los pobres, e Iglesia de los pobres, cercana de los responsables de la pobreza. Pero –por otro lado- sí creo que hay un clima enrarecido.
La trascendencia del telegrama del Papa (infinitamente mayor comparada con la poca trascendencia que tuvo su reciente encíclica toda ella dedicada a cuestiones sociales), los discursos en la Sociedad Rural diciendo “por ahora” no cortamos puentes, defendiendo a Martínez de Hoz, y creando evidente clima destituyente, sí es preocupante.
Es curioso: los obispos argentinos nunca pusieron al arzobispo de La Plata, Héctor Aguer en ninguna comisión episcopal, y justo en estos momentos difíciles, lo eligen Presidente de la comisión episcopal de Educación, como queriendo “marcarle la cancha” al Gobierno en un campo tan específico y sensible a antiguas Conferencias Episcopales.
No hace falta recordar que durante las dictaduras el Ministro de Educación era consensuado con el Episcopado, y lo mismo se hizo en los gobiernos democráticos sucesivos.
Elegir para ese cargo episcopal a un obispo con evidente vocación de cruzado, es obviamente para “cruzar” al gobierno en este tema. Su referencia en sus dos declaraciones de hace un mes y la semana pasada aludiendo al “neo-marxismo” no hizo sino recordarnos otros duros momentos episcopales y dictatoriales.
Una última cosa: hace tiempo yo decía que no parecía que hubiera posibilidad de Golpe militar en Argentina fundamentalmente por dos motivos:
la Embajada de los EEUU no parecía alentarlos, y la Iglesia hizo una clara defensa de la democracia.
Por tanto si dos de los grandes apoyos de los golpistas no los alentaban, la cosa se les haría difícil a quienes los propugnaran. El presidente de la UCR en el Senado dijo que hay quienes no quieren que el gobierno llegue al 2011, pero nadie le pidió nombres.
La Embajada no parece ajena al golpe militar en Honduras, y –allí- la Iglesia jerárquica, en voz del cardenal Rodríguez Maradiaga, tomó clara postura por el régimen de facto.
Algo semejante se ve en la postura del Cardenal de Bolivia, Julio Terrazas. Algunas declaraciones episcopales parecen sumamente preocupantes en este marco.
Por todo esto, no creo que todo este cúmulo presentado al comienzo sea “casual”, ni creo que algunas voces episcopales lo sean. Personalmente, no creo que a muchos de ellos les importen los pobres; es más, muchos parecen festejar cada muerto de fiebre “A” o cada caso de dengue, o cada aumento de un dígito en la pobreza.
Personalmente creo que mientras no tengan nombre los pobres, no tengan nombre los empobrecedores, y mientras se siga sacrificando la sangre de las víctimas en el altar de la propiedad privada y el dios dinero, seguramente la situación se agravará, aunque los victimarios nos miren con cara de compungidos en los espacios pagados.
Pero mientras eso ocurra, el Evangelio de Jesús, la búsqueda de ser “Iglesia de los pobres” no nos dejará tranquilos hasta que los pobres tengan casa, pan y trabajo.
Hasta que los pobres sean vistos como hermanas y hermanos, o mejor aun, hasta que ya no haya pobres porque tampoco habrá ricos y habrá mesa compartida y vida celebrada para todos.
8 de agosto 2009-08-08
Eduardo de la Serna

martes, 4 de agosto de 2009

POSKIRCHNERISMO SEGUN DUHALDE

por Nestòr Sbariggi http://desdegambier.blogspot.com/
Eduardo Duhalde publica hoy en Clarín un artículo en donde imagina el poskirchnrismo como la vuelta del sistema político clásico en donde cada expresión partidaria vuelve a su identidad original, sin "alquimias" como la Alianza o la Concertación Plural, pero la base debe ser un "acuerdo básico" en políticas de Estado comunes que formen el "nucleo duro" que proteja la gobernabilidad.Serían las famosas "3 o 4 cosas en las que tenemos que ponernos de acuerdo" sobre las cuales la gobernabilidad se edificaría.Vemos unos párrafos:Hoy, la desaparición de las hegemonías -expresadas en grandes liderazgos- ha dado lugar a terreno fértil para -por fin- poder avanzar en la concreción de estos acuerdos, que imagino plasmados en 2011 para que el próximo gobierno constitucional pueda contar con la más contundente herramienta de gobernabilidad que haya tenido nuestra historia. El complejo escenario político actual -aunque suene paradójico- es un buen momento para el acuerdo entre el PJ y la UCR, además del socialismo y la nueva fuerza de centroderecha; tienen que constituir el núcleo duro, el primer anillo que proteja estos consensos básicos. Pero allí no acaban las representaciones de peso. La situación privilegiada que hoy tienen los medios de comunicación requiere de su acompañamiento para funcionar como un segundo anillo protector de las políticas de Estado. Finalmente, el tercer anillo no puede sino ser constituido por las iglesias representativas de la fe de los argentinos y la sociedad civil, a través de sus organizaciones de índole sindical, empresarial y no gubernamentales.

Punteemos algo:
Sin liderazgos "hegemónicos" y excluyentes Duhalde ve el terreno fértil para una reconstrucción de un sistema político estable. Pero sin liderazgos en la política, de donde vendrían estos? Ejemplos abundan en los últimos tiempos en donde la demanda social y económica se canaliza a través de líderes extra-políticos (y a veces antipolíticos) y la política no se ve fortalecida sino al contrario.


Le da mayor trascendencia a los medios de comunicación que al resto de las corporaciones. Y en ese caso que sean sustento de la gobernabilidad es una fantasía arriesgada teniendo en cuenta como juegan en política según sus propios intereses que jamás dejarán de lado por gobernabilidad alguna. Ni siquiera que una de las "3 o 4 cosas" incluya que no se los toque.

Los deja a De Narváez y a Macri afuera del PJ. Un toque de realidad ante el rechazo que al interior del PJ despiertan y quizás recuerdos de la desratización y un mensaje hacia adentro. Este renglón debe haber sido el que se leyó con más interes por muchos.

Las corporaciones están en ultimo lugar lo cual es una novedad para el pensamiento de Duhalde, incluso después de las iglesias. Quizás porque jueguen un papel importante en las "3 o 4 cosas" dejando a la política como gerenciadora de estos intereses.

Duhalde tiene una utopía. Conservadora por supuesto.